En el año 1963 anarquistas planearon colocar carga explosiva en el llamado Puente de los franceses localizado en la ciudad de Madrid, con la intención de acabar con la vida del dictador Francisco Franco. La tentativa finalmente no logró llegar a consumarse, así como otros intentos de acción directa contra el tirano fascista y como respuesta al inmovilismo.

 

El gesto consiste en colocar en el sitio donde se planificó el propósito, un bidón de combustible que presenta en una de sus caras una placa con la siguiente inscripción: “EN ESTE LUGAR EN EL AÑO 1963 SE PLANEÓ ACABAR CON LA VIDA DEL DICTADOR FRANCISCO FRANCO”.

 

La obra busca posicionarse como un gesto reivindicativo a la memoria radical y la acción directa contra la opresión fascista, así como también a la activa contribución libertaria contra el régimen, que ha sido invisibilizada por la higienización y burocracia de la “historia oficial” española.

 

En palabras de Octavio Alberola: “No obstante, ¿quién podrá negar que fueron los libertarios los únicos que intentaron abatir al Caudillo en repetidas ocasiones y provocar así una “transición” menos “atada”, más consecuente con los sacrificios y la sangre vertida por el pueblo en su lucha contra el fascismo?”.